Héroes, aquellos que bien sea por la ignorancia o por su repulsa a la máscara han conseguido mantenerse al margen. Va por ustedes.
¿Conoce usted lo que son los anfídromos? Infórmese. Aquellos peces que se mueven como nosotros, pequeña minoría, ante un conflicto mental con el que lucha cada día. El desprendimiento y la decisión. El vencer al inconsciente que mira el móvil, lo actualiza, lo mima y trata de tenerlo lo más cerca posible a su ser. Precisamente este acto “inconsciente”, tan logrado por las multinacionales y élites económicas, nos ha llevado a tal punto de impetuosidad y descuido, que nos hemos convertido en los perfectos peces-esclavo forzados por una corriente invisible a vivir en un hábitat dulce o salado. Mucho se escribe y se habla sobre esto, pero nosotros, los minoritarios que creemos darnos cuenta de sus efectos, no lo llevamos a la práctica.
¿Conoce usted lo que son los anfídromos? Infórmese. Aquellos peces que se mueven como nosotros, pequeña minoría, ante un conflicto mental con el que lucha cada día. El desprendimiento y la decisión. El vencer al inconsciente que mira el móvil, lo actualiza, lo mima y trata de tenerlo lo más cerca posible a su ser. Precisamente este acto “inconsciente”, tan logrado por las multinacionales y élites económicas, nos ha llevado a tal punto de impetuosidad y descuido, que nos hemos convertido en los perfectos peces-esclavo forzados por una corriente invisible a vivir en un hábitat dulce o salado. Mucho se escribe y se habla sobre esto, pero nosotros, los minoritarios que creemos darnos cuenta de sus efectos, no lo llevamos a la práctica.
Ni siquiera hace falta mirar alrededor, con mirarnos a
nosotros mismos sumergiéndonos en nuestra memoria, apreciamos que nuestras
capacidades se están viendo tan reducidas, que para recordar, necesitamos echar
mano de aquellas fotos hechas con nuestro preciado aparato. Plantéate tú,
persona desdichada, por qué toda esta máscara cuyos tentáculos engloban al uso excesivo de la
mensajería instantánea y las redes sociales lo consideras como algo ÚTIL.
<<No nos despegamos del teléfono, llegando a ser de las primeras cosas que vemos al despertarnos cada día>>
Útil sería si no se llenase la red de un humor fácil en fotos y vídeos, los cuales rellenan un aburrimiento acrecentado por este círculo. Beneficioso sería, si la información no fuese tan superflua y de tan
baja calidad (falta de contrastes entre fuentes) o si no se estuviese más
pendiente de lo que ocurre allá, que aquí. Apenas somos conscientes del tiempo dedicado a estas apetencias. No obstante, nos justificamos con la
indiferencia o el aburrimiento y coqueteamos con ello. Una vez conquistados, no nos despegamos del teléfono, llegando a ser de las primeras cosas que vemos al despertarnos cada día. Mas no nos importa.
Desmarcándome de lo anterior, me pregunto: ¿Dónde quedan los
productos cuyos complementos venían con su compra? No existen. Usted ha de
comprarse su funda, su protector de pantalla y un cargador adicional “por si
las moscas”. Oiga, ¡no se compre una
funda fea! Cómpresela de colores, con brillantes, con fotos, con formas… ¡Cuánto
más original mejor! No digamos ya la duración de los dispositivos, una
obsolescencia programada brutal. Tan asimilada y tan poco cuestionada, que nos
incita todavía más a consumir, dejándonos arrastrar por la novedad. Cuanto más
nuevo y más innecesario sea, mejor. Pongo como ejemplo el móvil acuático, todos
sorprendidos, tentados, con ganas de conocerlo. ¿Para qué? Para reducir tu vida
más todavía, adentrándote en este mundo paralelo en el que hemos tropezado. ¿Sabe
lo peor? Que si lee esto y se ve reflejado le va a dar igual. Ya
considera necesarias ciertas cosas que el móvil le proporciona. Además, es cómodo
vivir con ellas.
Volvamos a lo previo. Ahora que ya se ha sentido un poco
ofendido, he de decirle que nos resulta difícil el apartar el teléfono un día
entero. Y no ya a lo largo de una jornada, sino a lo largo de un período corto
de tiempo -como puede ser una cena o una comida- el no pensar en si una persona
nos ha whatsapeado o nos ha nombrado
en alguna red. Esta tendencia, la cual conoces y no quieres aparcar, nos ahoga
cada vez más a ciertas personas. El por qué de esto, reside en unas sencillas
preguntas que solemos rechazar a meditar:
1 ¿Por qué he de informar yo de qué estoy haciendo? ¿Con qué intención lo hago?
2 ¿Por qué quiero dar a conocer mi opinión abiertamente a cerca de algo?
3 ¿Qué me mueve a colgar fotos y vídeos sobre mí o sobre lo que hago?
4 ¿Por qué deseo “likes” o “retweets”?
5 ¿Qué me aporta a mí mismo todo esto?
Piense fríamente, si se atreve.
Piense, que le van a dar igual sus respuestas. Pues el valor de las mismas las está reduciendo usted.
Sería caer en la hipocresía el incitarle a compartir esto, sería acrecentar el círculo que engloba toda esta realidad virtual. Pero me veo tan seducido por
la contradicción, que he de decirle que lo muestre a otros si de verdad
piensa llevarlo a la práctica.
@JuanKoJuan
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