Aquí les dejo una visión mordaz del presente venezolano, un análisis conciso, sin pelos en la lengua.
Venezuela, no es país para la transición
Más allá de pasar a criticar el sistema
político venezolano y su ¨pseudodemocracia¨, es vital pararse a pensar en los
votantes. Al caer el gran Chávez, aquel que se hacía ver como el defensor de
los pobres y el terror de los poderosos, el máximo exponente del
anticapitalismo yankee, no hubo un
tiempo de reflexión, no hubo miradas atrás, y peor aún, tampoco hacia delante, no
ha habido cambio ni evolución. Solo una pequeña minoría que se subió al carro
de Capriles para ajustar lo máximo posible su derrota. El pueblo necesitaba de
inmediato una nueva figura personalista a la que seguir, escuchar, aclamar y
aplaudir. Y así fue. El difunto presidente nombró como sucesor a Maduro,
pidiendo el voto para las futuras elecciones antes de que un cáncer ¨provocado
por los enemigos del país¨ acabara con su vida, a raíz del cual, se ordenó la expulsión
de dos funcionarios de la Embajada de Estados Unidos por conspiración.
Venezuela se encontraba en una situación muy parecida a nuestro 1975. Podrían haber atravesado una dura y larga etapa de transición hacia un sistema moderno y adecuado a los tiempos y cambios, negarse a continuar con la falsa democracia de la que se abandera Maduro, tachando de ¨traidores¨ a aquellos que voten a la oposición, entonando discursos plagados de literatura y fantasía, asegurando haber sentido el espíritu de Chávez en un pajarillo que le silbaba.
<<Chávez no fue tan malo como lo pintamos fuera de Venezuela, ni tan bueno como lo consideraban sus seguidores>>
La diferencia está en la conciencia del pueblo, que no veía a su ex
presidente como una figura dictatorial con la que convenía terminar. Esto es perfectamente
entendible, ya que para empezar, se cuidaba lo justo de cada gesto y cada imagen
para no evidenciar una dictadura. Chávez no fue tan malo como lo pintamos fuera
de Venezuela, ni tan bueno como lo consideraban sus seguidores. Puso a
Venezuela en el mapa, (y de qué manera…). Los venezolanos disfrutan hoy de un
intento de estado de bienestar, extendiendo la sanidad gratuita a las zonas más
desfavorecidas y la alfabetización. También de las libertades y derechos similares
a los de un país regido por una constitución democrática. Pero, ¿a qué precio?.
Al precio de una inflación del 27,2% en 2010, (la más alta de América Latina y
de las más altas del mundo), al precio del control del presidente sobre las instituciones
públicas, del constante culto a su personalidad, además de unos índices
vertiginosos de homicidio y corrupción.
¿A quién se invocará ahora para que todo funcione?, ¿qué pájaro se va a
presentar ante el nuevo presidente para que los ciudadanos tengan fé ciega?.
Venezuela no es país para la transición. Un puñal rojo ha rasgado el mapa y su bandera
de arriba a abajo, complicando absolutamente cualquier intento de acercamiento
o acuerdo. Ahora pienso que estará en mente de todos los poetas venezolanos las
palabras de Machado, cuando escribió aquello de ¨las dos Españas¨.
Carlos Álvarez-Cascos - @cascoscarlos
No hay comentarios:
Publicar un comentario